Además, estimó que inversión minera tendrá un crecimiento relativo este año.
Con la expectativa de ser no solo un encuentro académico empresarial enfocado en el sector minero, sino también un motor de impulso al desarrollo local, PERUMIN, la convención minera líder en el mundo, generará este año alrededor de S/ 100 millones en flujo económico para la región Arequipa.
“Según el Gobierno Regional de Arequipa, el impacto del evento minero en la ciudad sede es de aproximadamente 100 millones de soles a nivel de los servicios que se encuentran alrededor. Pero yo creo que el movimiento económico es aún mayor”, declaró Carlos Diez Canseco, miembro del Comité Organizador de PERUMIN 36.
Durante una entrevista con el programa Encuentro Hoy, comparó que dicho monto es superior a los S/ 80 millones de la edición anterior y que beneficiará principalmente a los negocios de los rubros de hotelería, gastronomía, turismo y comercio, donde se aprecia una alta demanda por parte de los visitantes nacionales y extranjeros.
“Notamos mayor dinamismo económico en la región y la construcción de los casi 1200 stands nos muestra la importancia del evento. Definitivamente, PERUMIN en Arequipa es el reflejo de la minería peruana en el mundo, lo que nos permite atraer a los inversionistas e incentivar a la compra de equipos exhibidos en nuestra feria”, acotó.
Inversiones mineras
Consultado por el ritmo de las inversiones mineras en 2023, el también gerente general del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) refirió que este probablemente tendrá un crecimiento relativo y por encima del promedio, como consecuencia, por ejemplo, de la finalización del cronograma de inversión de Quellaveco.
“Muchas de las operaciones mineras ya no tienen los problemas del año pasado. Para muestra, el Corredor Vial del Sur está funcionando y durante el año en curso no tuvimos paralizaciones. Entonces, las empresas que utilizan este corredor están produciendo y exportando a plena capacidad. Eso generará un buen año”, argumentó.
Sin embargo, advirtió que la oposición injustificada a la puesta en marcha de nuevos proyectos, mas que afectar a la actividad minera, terminará por perjudicar a los jóvenes profesionales o egresados que compiten por un puesto de trabajo en este sector, escenario que acrecentará la desigualdad social y la pobreza en las zonas rurales.
“Al rechazar las inversiones, castigamos a nuestros jóvenes, pues ellos son lo que buscan trabajo. Nadie quiere estar en condiciones de no poder mantener a su familia. Los países desarrollados han dado condiciones excepcionales para que se realicen inversiones, con tal de generar trabajo. Eso es lo que necesitamos”, subrayó Carlos Diez Canseco.