¿Cómo afrontar el duelo? ¿Estaré preparado? Son preguntas que todos deberíamos hacernos, más en estos tiempos, donde gran número de personas ha sufrido la pérdida de un familiar a raíz de la pandemia, entre otras circunstancias. La psicóloga Ana Lucía Núñez, especialista en Pedagogía Humanista y egresada de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), señala que el duelo es una experiencia humana natural, que enfrentamos al vivir una pérdida.
“Los procesos de duelo más difíciles y dolorosos suelen implicar la pérdida de un ser querido y estos pueden expresarse de formas muy variadas, tanto física, conductual, emocional y mentalmente. Cada proceso de duelo es una experiencia muy única e íntima. No hay una forma correcta de enfrentar el duelo, porque cada uno lo hace desde su propia individualidad”, agrega.
Un duelo puede afectar nuestro cuerpo. Podemos sentir vacío en el estómago, un nudo en la garganta, presión en el pecho. También se expresa a través de emociones como la tristeza, miedos, enojos, ansiedad, culpas, sensación de soledad; incluso puede cambiar nuestras creencias, esperanzas, visión de la vida, relación con los demás y hasta con nosotros mismos.
Diferencias entre hombres y mujeres
En general, es distinto como las mujeres y hombres afrontan el duelo. “Socialmente, las mujeres tienen más permiso para vivir este proceso, mientras que los hombres no, desde pequeños se les enseña ideas erradas como que ‘no deben llorar’. Por ello, no tienen la misma facilidad para buscar apoyo social, hablar de sus emociones o sentimientos”, comenta la especialista en duelo.
Las mujeres buscan ayuda con mayor facilidad en su círculo social más cercano, en su familia o incluso ayuda profesional. Los hombres, en cambio, suelen ser más esquivos, llegando a construir duelos no elaborados que a la larga se complican.
“Es lo que se conoce como una olla a presión, que en cualquier momento puede explotar de manera somática con reacciones de irritabilidad, agresividad o diferentes cambios en su forma de vida, como conductas autodestructivas, e inclusive vicios”, dijo.
Recomendaciones
Lo primero es no evitar el tema de la muerte, porque así no vamos a estar familiarizados con esta realidad. Por ello, es importante generar círculos sociales de apoyo con personas de confianza para expresar sentimientos y hablar sobre el asunto. Es necesario tomar conciencia y atender, con amabilidad y respeto, todo lo que surge en nosotros como consecuencia del duelo.
Si se rechaza o evita lo que uno está viviendo, en la medida en que pasa el tiempo todo esto se podría convertir en una situación no atendida, que puede terminar en un duelo postergado y generar problemas a la larga. “La incomprensión, la invalidación, la desautorización, la exclusión sólo aumentan la probabilidad de que esa pérdida pueda convertirse en un proceso complicado”, precisó. Se necesita comprensión, validación, escucha y apoyo.
Asimismo, es necesario validar los diferentes duelos y la experiencia interna que surge en ellos, no juzgar nuestro dolor, ni el dolor ajeno. Es muy natural que un duelo despierte en nosotros diversas emociones, como la tristeza, miedos, o que surjan cambios en nuestra vida.
“Es necesario que, ante un duelo, conectemos con lo que ha sucedido, hablarlo, ponerle palabras a nuestro dolor, buscar ayuda profesional cuando sea necesario o no sepamos cómo llevar esta situación y buscar compañía para no estar solos en esos momentos”, aconseja Núñez.
Igual de importante es identificar factores de riesgo para algunas personas, como experiencias traumáticas previas, problemas mentales, una relación de dependencia con el fallecido, actitudes evitativas frente al duelo; de darse estos casos podrían convertirse en duelos complicados. Las muertes inesperadas son más difíciles de asimilar.
Los familiares o el círculo cercano de quien está pasando por un duelo, deben procurar validar esta experiencia. Deben evitar decir frases como: “no deberías estar triste” o “no es para tanto”, “no seas débil”, pues sólo desautorizan los duelos y hacen que este proceso sea más complicado. Tienen que aprender a escuchar sin juzgar y acompañar respetando los procesos de otros.
Como sociedad, necesitamos corregir algunos esquemas y actitudes. Necesitamos desarrollar mucha empatía para dejar de extender nuestra propia experiencia subjetiva a otros. La empatía nos permitirá acercarnos y acompañar de modo más comprensivo, sin la necesidad desesperada de rescatar a la persona de emociones que son naturales ante esta situación.
“Las personas necesitan conectar con su dolor y sus recuerdos, sino no podrán integrar la perdida de una forma saludable”, indica.
El lado positivo
El duelo, aunque es duro, también puede significar una etapa de transformación, afirma la psicóloga. La persona que lo sobrelleva probablemente no será la misma, pues las experiencias la van a ir cambiando. “No todo es negativo, a veces a través de un proceso de duelo, las personas se hacen más sensibles, empáticas, comprensivas, hasta con uno mismo y eso por supuesto genera un crecimiento personal”, refiere.
Capacitaciones
La psicóloga Ana Lucía Núñez fue ponente en las charlas “Fortalezas personales para humanizar la acogida y el acompañamiento en el duelo”, dirigidas al personal del camposanto Parque de la Esperanza. Fueron coordinadas por el Centro de Servicios Empresariales (Cendes) y el Departamento de Psicología de la San Pablo.
Cendes es una iniciativa de la Dirección de Servicio y Proyección a la Sociedad de la UCSP. Viene trabajando desde 2019 en 3 líneas: capacitaciones, consultorías interdisciplinarias, diseñadas según las necesidades de cada organización, así como proyectos de investigación.
Para conocer más sobre Cendes pueden escribir al correo: kamenabar@ucsp.edu.pe, o llamar al 054-605630 anexos 496 y 502. También pueden visitar la página web: https://cendes.ucsp.edu.pe/.
