Los bosques en Perú: una fuente de vida y beneficios para todos

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Por: Mgtr. Gregory Anthony Pauca Tanco, docente de Ingeniería Ambiental de la Universidad Católica San Pablo y Johana del Pilar Quispe Turpo, estudiante de Ingeniería Ambiental de la UCSP. 

Cuando escuchamos la palabra “bosques”, usualmente lo primero que se nos viene a la mente es una vegetación frondosa y vistosa, tal como la que observamos en las selvas amazónicas. Sin embargo, debido a la Cordillera de los Andes, el sector occidental de Sudamérica es un desierto que, paradójicamente, también se encuentra en el trópico. Gracias a esta ubicación es que en Perú existen diversos climas y vegetación que ha evolucionado en sincronía con el desarrollo geológico de nuestro país.

En Perú, además de los típicos bosques tropicales de la selva, existen otros bosques tropicales de características muy singulares, los cuales se encuentran adaptados a condiciones secas, a veces cálidas y otras frías en costa y sierra. Cerca del 60 % de nuestro territorio nacional son bosques, haciéndonos acreedores del cuarto lugar en el mundo en cobertura de bosques tropicales y el segundo lugar en cuanto a extensión de bosques amazónicos. Nuestro país presenta al menos 18 diferentes tipos de bosques, principalmente en la región amazónica.

En el ámbito local, ¿sabías que en el departamento de Arequipa también hay bosques? Quizás sí, pero la mayoría de nosotros, puede que no lo sepamos, y tampoco estamos enterados de sus beneficios. En Arequipa, existen hasta tres tipos de bosques, los bosques altoandinos, los bosques estacionalmente secos y los bosques de lomas.

Los bosques altoandinos están formados por la Polylepis rugulosa, más conocida como “queñoa”. Estos bosques los podemos encontrar en zonas con gran altitud y temperaturas bajas, comúnmente entre los 3600 a 4500 msnm. De hecho, los bosques de queñoa son considerados los bosques más altos del mundo. Son los únicos árboles capaces de sobrevivir a estas condiciones extremas.

Los bosques estacionalmente secos se encuentran en zonas más cálidas y áridas, a altitudes intermedias, entre los 1500 a 2500 msnm. Estos bosques están formados por árboles como el huarango (Vachellia macracantha) y el yaro (Neltuma calderensis). El yaro es peculiar, pues sólo está presente en los alrededores de la ciudad de Arequipa, es decir, es una especie endémica. Por lo tanto y con mayor razón, debemos promover su conservación aún mucho más. Estos árboles crecen comúnmente en quebradas, donde sus raíces profundizan tanto, que encuentran agua subterránea, de esta manera, pueden subsistir a este ecosistema tan árido.

Por último, hacia la costa, encontramos los bosques de lomas, los cuales presentan árboles de tara (Tara spinosa) y arrayán (Myrcianthes ferreyrae), que también es endémico. Estos árboles sobreviven gracias a las neblinas que provienen del océano. Atrapan el agua de la neblina con sus ramas y hojas, donde se condensa y cae en forma de gotas al suelo, o también, bajan por el tronco, dirigiéndose hacia las raíces. Los bosques de lomas, son ecosistemas únicos y precisamente en el distrito de Atiquipa, Caravelí, está el más extenso del mundo, conocido como “Lomas de Atiquipa”, que sorprende por su gran belleza paisajística.

En general, los bosques brindan diversos servicios ecosistémicos que hacen posible la vida y son gratuitos. Desde servicios de suministro, como alimentos, materias primas, hasta servicios de regulación del clima, del agua, captura y almacenamiento de carbono, protección del suelo, etc. Los bosques no cobran por los servicios y beneficios que nos ofrecen.

Entre sus funciones está la fijación del dióxido de carbono (CO2), limpian el aire y a la vez fijan este gas en sus tejidos, reteniéndolos hasta que el árbol muera y como viven muchos, pero muchos años, ayudan a mitigar el cambio climático. También regulan el recurso hídrico, gracias a que sus raíces forman una red que actúa como una esponja en el subsuelo. Allí reciben el agua y ralentizan su flujo, para, finalmente, liberarla lentamente a lo largo del año y mantienen la biodiversidad, tanto vegetal, como animal, lo que hace posible que un solo árbol represente todo un ecosistema para los seres que lo habitan y los que viven a su alrededor.

Así de variada y valiosa es la riqueza forestal del Perú, que todos debemos conservar y aprovechar sosteniblemente. Los bosques son una fuente invalorable de posibilidades para el desarrollo económico y social de nuestro país y del mundo. Apostemos por un desarrollo responsable y sostenible, es decir, que lo económico sea compatible con la preservación ambiental.

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