🔵 Mientras más empresas, emprendedores y trabajadores deban invertir en protegerse, menos podrán invertir en crecer.
Hasta septiembre, nuestra región Arequipa ha registrado más de 370 denuncias por extorsión, casi el doble de los casos reportados en todo el 2024, de acuerdo con los datos de la Región Policial Arequipa. Según ha precisado el Ministerio del Interior, la modalidad más frecuente en la región son los préstamos ‘gota a gota’: créditos informales de corto plazo que se otorgan sin garantías, pero cuyos cobros se ejecutan mediante amenazas, hostigamientos e incluso agresiones físicas.
“Cada llamada o mensaje intimidatorio obliga a los empresarios y comerciantes a destinar parte de sus ingresos al pago de ‘cupos’ o a reforzar su seguridad con cámaras de seguridad, cercos eléctricos o vigilancia privada. Un dinero que debería invertirse en mejorar el negocio, contratar personal o ampliar la producción. Además, muchas veces, por miedo a represalias, los dueños de negocios prefieren cerrar unos días o trabajar menos horas. Cada cierre significa ventas que se pierden, empleos que se ponen en riesgo y menos movimiento en la economía local”, indicó Patricio Lewis, investigador de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).
Lewis señaló que mientras más empresas, emprendedores y trabajadores deban invertir en protegerse, menos podrán invertir en crecer. Aunque Arequipa es una de las regiones más competitivas del país, según INCORE, su crecimiento enfrenta el obstáculo de la inseguridad. Hoy, más del 60% de los arequipeños se siente inseguro al caminar.
Teniendo en cuenta una investigación del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP), “Seguridad ciudadana y política criminal del Estado”, la lucha contra la criminalidad debe debe abordarse como una política de desarrollo desde tres frentes: fortalecer la justicia penal, mejorar el control del sistema penitenciario y potenciar la inteligencia policial.
“Las personas necesitan sentir que cuentan con autoridades que realmente las protegen. Para lograrlo, no basta con reaccionar cuando el delito ya ocurrió; es fundamental actuar de manera preventiva. Esto implica fortalecer la inteligencia policial, aprovechando la información y la tecnología para detectar a tiempo las redes criminales y anticiparse a sus movimientos. Asimismo, se requiere mejorar la capacitación de los agentes para que puedan responder con rapidez y eficacia ante cualquier situación”, explicó Lewis.
Actualmente, la Policía está presentando deficiencias que podrían limitar su capacidad de respuesta. En Arequipa hay 206 policías por cada 100 mil habitantes, muy por debajo del promedio nacional (399). Además, aunque la región cuenta con 101 comisarías, tres de cada diez carecen de servicios básicos adecuados y más de la mitad presenta una infraestructura en mal estado. Estos problemas evidencian una falta de planificación y de gestión efectiva en materia de seguridad.
“La seguridad ciudadana no mejora solo con más comisarías, sino con instituciones equipadas, recursos bien administrados y personal preparado para responder ante el delito. Invertir en ello es una responsabilidad del Estado, no una opción”, advirtió el especialista de REDES.














