Unos la llaman «la onza» y otros de cariño «lingotito». Le dicen así desde que en el año 2021 se coronó como la primera ganadora de la Onza de Oro, premio impulsado por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) para difundir videos ensayos en redes sociales sobre temas de actualidad del sector expuestos en los Jueves Mineros.
La vida de Anggy Acuña Alarcón empezó a cambiar a los 17 años, luego de recibir este galardón. Su nombre no solo se hizo muy conocido en redes y se le abrieron muchas puertas, sino también pudo conocer de cerca a los CEOs de las empresas mineras más importantes del país. «Fue muy maravillosa la experiencia», cuenta.
Pero el vínculo con la minería de esta joven estudiante huancaína, que hoy cursa los últimos años de la carrera de Ingeniería de Minas en la Universidad Nacional del Centro del Perú, no empezó ahí, sino mucho antes, cuando tan solo era niña. Irónicamente con otro video.
«Mi padre -que es un hombre de campo al igual que yo y toda mi familia- un día me mostró un video sobre el proceso de voladura en una mina que grabó en uno de sus viajes, y me gustó muchísimo. Me encantó», recuerda.
A partir de aquel día, empezó su acercamiento con la industria. Antes de acabar el colegio, ya tenía decidido convertirse en una ingeniera de minas y dedicarse al área de operaciones. Pero una minera que tenga una buena relación con las comunidades y el medio ambiente, aclara. De hecho, su primer proyecto en el primer semestre de la universidad fue la viabilidad del proyecto minero Tía María.
Anggy siente la necesidad de hacer saber que la minería brinda un enorme apoyo a las comunidades y de garantizar que esto sea así. “El video con el que gané la Onza de Oro, justamente hablaba del apoyo de las mineras a las empresas comunales”.
Por eso, cuando ya labore en una operación, le gustaría visitar a las comunidades, saber qué se les ofrece, llevarse bien con ellas. Así lo hizo en sus prácticas preprofesionales en Compañía Minera Colquirrumi, de Buenaventura, en Cajamarca, donde tuvo una comunicación y relación muy amigable con la comunidad.
Hoy, con 19 años, la joven estudiante que además acaba de culminar una carrera técnica en CETEMIN gracias a una beca, anhela enrolarse en una empresa minera que ha admirado desde pequeña, de operación subterránea. “Es mi sueño”.
En agradecimiento por lo que ha conseguido a raíz de la onza, presentará un nuevo video como incentivo a que más jóvenes como ella participen y tengan esta misma oportunidad. “Mi vida cambió desde que gané la Onza de Oro. Yo le agradezco mucho al Instituto por haber lanzado ese premio, porque gracias a eso he pasado por una experiencia inexplicable”.