Acceso a la educación superior: el ingreso universitario creció 52 %, pero solo 3 de cada 10 peruanos alcanzan estudios universitarios

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🔵  Aunque en los últimos años aumentó más del 50 % el número de ingresantes a universidades licenciadas, las brechas entre jóvenes rurales y urbanos, así como las desigualdades tecnológicas y económicas aún limitan el acceso a la educación superior en el Perú.

 El acceso a la educación superior en el Perú aún es un desafío estructural. Según la Encuesta Nacional de Hogares, solo tres de cada diez peruanos acceden a estudios universitarios o técnicos, una cifra que refleja los grandes pendientes en materia de equidad educativa.

Los datos son más preocupantes en el ámbito rural. De acuerdo con la Secretaría Nacional de la Juventud (Senaju), apenas el 8,1 % de los jóvenes de zonas rurales accede a la educación superior universitaria, mientras que, en áreas urbanas, la cifra asciende al
24,7 %. Esta brecha no solo responde a factores económicos, sino también a diferencias en conectividad, infraestructura y calidad educativa.

A pesar de estas desigualdades, los indicadores muestran un avance gradual. El IV Informe bienal sobre la realidad universitaria en Perú, realizado por la Sunedu, revela que el número de postulantes a universidades licenciadas creció un 31,6 % entre 2018 y 2022, mientras que los ingresantes aumentaron en un 52,4 % en el mismo periodo. Sin embargo, la tasa de matrícula aún no logra recuperar los niveles prepandemia.

En el informe, también se indica que el acceso está estrechamente vinculado al nivel de ingresos: los jóvenes de hogares no vulnerables presentan una tasa de matrícula universitaria del 42,7 %, más del doble que aquellos en situación de pobreza. En contraste, solo el 3,6 % de los jóvenes pobres accede a la universidad.

En ese contexto, Patricia Stuart, rectora de la Universidad de Lima, sostiene: “La educación superior debe ser un espacio donde el talento, y no las condiciones de origen, definan las oportunidades”. Asimismo, manifiesta que el compromiso de las instituciones debe estar orientado a impulsar una formación que integre la tecnología, ética y pensamiento crítico, ejes fundamentales para construir una sociedad más equitativa y preparada para los desafíos del futuro.

Formar en la era de la transformación digital

La rectora de esta Casa de Estudios destaca que la Universidad ha asumido con responsabilidad la adaptación a los cambios tecnológicos.

“La inteligencia artificial es una herramienta valiosa, pero sigue siendo eso: una ayuda. Son el pensamiento crítico, la ética y la ciudadanía activa los que permiten que la tecnología se use de manera responsable”, señala Patricia Stuart.

La Universidad de Lima cuenta con centros, institutos, observatorios e infraestructura tecnológica de gran nivel, en los que se impulsa la investigación, la competitividad, la actualización de mallas curriculares y la capacitación de docentes para integrar la tecnología con la enseñanza.

Becas y facilidades: abrir puertas al talento

Con el fin de contribuir al acceso equitativo, la Universidad de Lima ha desarrollado una serie de programas de apoyo económico y oportunidades para jóvenes de distintos contextos. La institución es elegible para la Beca 18 del Pronabec, lo cual permite que alumnos con alto rendimiento académico y bajos recursos puedan estudiar en esta Casa de Estudios.

Además, ofrece la Beca Ilse Wisotzki, una beca integral destinada a estudiantes destacados provenientes de colegios nacionales y que financia toda la carrera universitaria. A ello se suman la Beca Oficio, otorgada al estudiante que ocupe el primer puesto de la carrera; las becas-crédito por mérito deportivo, que apoyan a alumnos que participan en selecciones de la Universidad; el Programa de Beneficio Educacional, que cubre los estudios de los alumnos en caso de fallecimiento del responsable de pago, entre otros.

“Nuestro propósito no es solo formar profesionales competentes, sino también ciudadanos éticos, solidarios y comprometidos con el país. Romper las brechas de acceso pasa también por fortalecer la educación integral: aquella que combina la innovación tecnológica con el sentido humano y la responsabilidad social”, enfatiza Stuart.

Un reto como país

El acceso a la educación superior aún es uno de los pilares más determinantes para el desarrollo. Según la Encuesta Nacional de Percepción de Desigualdades (2024), el 85 % de los peruanos cree que tener una buena educación es la principal ventaja para alcanzar una mejor posición económica.

Por ello, las políticas de becas públicas y privadas, así como las alianzas entre Estado, empresas y universidades, son claves para garantizar que más jóvenes accedan a una educación de calidad.

Incluso en un contexto de desigualdad y transformación tecnológica, la educación universitaria es el motor más potente para construir un país justo, competitivo y preparado para el futuro.

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